Interacción en el aula

Interacción en el aula

Estudios sobre la comunicación en el aula muestran que patrones de interacción como el diálogo exploratorio y la argumentación estimulan el pensamiento y el desarrollo intelectual al implicar a profesorado y alumnado en actividades conjuntas de dar sentido y de crear conocimiento.

La experiencia muestra que el cambio de dinámicas en el aula es lento debido, entre otras cosas, a que los patrones de interacción están muy ligados a la cultura y a la historia y profundamente arraigados en la mentalidad docente. Moverse en la dirección que propone la pedagogía deliberativa requiere reconfigurar las dinámicas que se dan en el aula, creando espacios donde el alumnado deje de percibirse como dócil seguidor del propósito docente y cuya voz raramente se tiene en cuenta, y el profesorado trabaje para guiar, en lugar de controlar, el proceso de cuestionamiento, investigación y generación de conocimiento.

Razonar y argumentar en clase

Cuando se anima al alumnado a razonar y argumentar, se está invitando a que adopte los hábitos del pensamiento crítico que llevan a cuestionar la ortodoxia establecida y el orden natural de las cosas: ¿Qué constituye el conocimiento? ¿Cómo se organiza, interpreta y comunica? ¿Quién posee el conocimiento? ¿De quién son las ideas que prevalecen?

Cada vez son más los estudios que muestran que el aprendizaje es más efectivo y los logros intelectuales mayores cuando el alumnado se implica activamente en la actividad pedagógica a través de la discusión, el diálogo y la argumentación (Mercer y Littleton, 2007)[1] Además, el alumnado necesita desarrollar las habilidades de pensamiento crítico e investigación para poder participar de un modo efectivo y seguro en las practicas comunicativas a las que cada vez tienen más acceso.

La realidad es que, en muchas aulas, el patrón de comunicación dominante es la disertación docente con muy poca consideración de las aportaciones del alumnado. Pese a las continuas llamadas a aumentar la interacción, estudios muestran que los estándares utilizados son contraproducentes y que los patrones tradicionales de comunicación, lejos de cambiar, se han visto reforzados (Moyles y otros, 2003)[2] Es difícil ver como las prácticas comunicativas en el aula pueden cambiar sin un cambio fundamental en el modo en que se enmarca el conocimiento y se evalúa el aprendizaje.

Movimiento de cambio

No abogamos aquí por un cambio radical en la forma de pensar y actuar, sino por un movimiento que lleve a tomar conciencia de las posibilidades que ofrece la comunicación y el impacto potencial que tiene en el aprendizaje y el desarrollo del alumnado. De las diferentes formas de comunicación, la discusión y el diálogo son las preferidas por su potencial cognitivo. En las interacciones dialógicas, se expone al alumnado a perspectivas alternativas, interactuando con otros puntos de vista de un modo que lleve a cuestionar y profundizar la propia comprensión conceptual.

 

[1] Mercer, N. and Littleton, K. (2007) Dialogue and the Development of Children’s Thinking: A sociocultural approach. Abingdon and New York, Routledge.

[2] Moyles, J., Hargreaves, L., Merry, R., Paterson, F. and Esarte-Sarries, V. (2003) Interactive Teaching in the Primary School. Maidenhead, Open University Press.

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